El tratamiento de fracturas con el uso de magnetoterapia
en terapia física.
“El Planeta Tierra es un gigantesco imán natural
de 0,5 Gauss promedio, por lo tanto tiene la capacidad de transimitr energía
magnética a todos los organismos vivos humanos, animales y vegetales. El
desarrollo de la vida está inevitablemente ligado a los campos
electromagnéticos, para bien o para mal, es inevitable". BASSETT
El uso de los campos electromagnéticos con fines
terapéuticos se cree que comenzó cuando Platón dijo
que Sócrates afirmaba ya las propiedades de los anillos magnéticos. También se
dice que en aquella época Cleopatra llevaba una tiara de imanes sobre la frente
para conservar su juventud y belleza. Cuando muchos siglos después, a comienzos de la
Edad Media, la magnetita fue conocida por los alquimistas europeos, la llamaron
"piedra imán" y al igual que
en la antigüedad se le atribuían muchas propiedades curiosas, se suponía que
proporcionaba vigor, alivio del dolor, salud y que detenía los procesos de
envejecimientos, entre otras. Y fue en el año 1600, cuando William
Gilbert escribió en su libro “On the Magnet” las diferentes características de
los campos magnéticos y su interacción biológica; esto ha ido acarreando grandes investigaciones al
respecto hasta la actualidad.
En 1970 los pulsos electromagnéticos fueron propuestos
como una alternativa del tratamiento conservador para el retardo de
consolidación de las fracturas y en osteonecrosis. Bassett et al clínicamente
demostraron los pulsos electromagnéticos en el tratamiento de fracturas
estables en la tibia de perros, la eficacia en la terapia fue de un 75 a un
90%, y en el año 1979, fue admitida como un tratamiento válido para la mala
consolidación ósea por la Food and Drug Administration de los EUA, admitiendo
que tiene una efectividad en el 80% de los casos.
Una publicación de una revista científica publicó un
trabajo realizado con experimentos biológicos realizados a bordo de satélites
artificiales, concretamente en misiones espaciales Skylab (USA) y Cosmos
(URSS). Los experimentos trataban de estudiar el comportamiento de ratas en
condiciones de gravitación nula. Los trabajos daban cuenta de cómo las
funciones fisiológicas normales (circulación, digestión, respiración,
etc.) se daban en el vuelo orbital con
toda normalidad; había sólo una excepción pero muy significativa. Todas las
ratas, al cabo de unos cuantos días de vuelo orbital, presentaban una
descalcificación ósea, llegando incluso a presentar osteoporosis. Dicha
osteoporosis se les curaba de forma totalmente espontanea a su regreso a la
Tierra, sin medicamento alguno. Este efecto fue atribuido inicialmente a la
falta de gravitación. En vuelos subsiguientes las ratas viajaban en jaulas insertas
en una centrifugadora semejando la fuerza gravitacional terrestre y la sorpresa
vino cuando las ratas seguían presentando descalcificación importante. Los
articulistas acababan sus trabajos reconociendo que tales resultados no tenían
fácil explicación.
Esto abrió las puertas a los doctores P. Guillen, J. M.
Madroñero y colaboradores en 1985, para
generar una hipótesis de que en realidad es la
ausencia del campo magnético terrestre la causa de la aparición de la osteoporosis
durante el vuelo orbital, y no la del campo gravitatorio.
Con esta hipótesis sobre la mesa, los doctores se
dedicaron a realizar varios experimentos utilizando el campo magnético como
prevención de la osteoporosis en ancianos con tendencia a la descalcificación,
incluso plantearon la idea de poder resolver las calcificaciones extraoseas
(tejidos óseos originados por metaplasia) sin más que poner a vivir a un
paciente por una temporada en una habitación en la cual se anule el campo magnético
terrestre, estas y otras teorías terapéuticas les permitieron bautizar a la
magnetoterapia con el casi humorístico nombre de “vacuna magnética”.
Otro estudio más reciente, realizado en el 2006, en
el Servicio de Traumatología del Centro
de Prevención y Rehabilitación FREMAP. Majadahonda, Madrid, y en el CENIM
Centro Nacional de Investigación Metarlúrgica en Madrid, se evaluaron a 146
pacientes con retardo de consolidación y pseudoartrosis de diferentes huesos
los cuales se les realizaron tratamiento mediante CEMP (Campo Electromagnético
Pulsatil). Al terminar el tratamiento se logró la consolidación en 105 (71.2%)
de 146 pacientes tratados, siendo cifras muy similares a las encontradas en
muchas más bibliografías revisadas. Aunado a estos resultados, ninguna fuente
bibliográfica menciona haber encontrado o reportado alguna complicación o
efecto secundario durante o después de su aplicación.
La
magnetoterapia tiene grandes cualidades que la hacen una fuerte luchadora
dentro de las herramientas utilizadas en la terapia física actuales para la resolución
de padecimientos musculoesqueléticos, neurológicos, reumatológicos, etc. El
cuerpo humano es completamente permeable al paso del campo magnético, no
existen barreras naturales que limiten la absorción o el aprovechamiento de
esta energía, a diferencia de la termoterapia o fototerapia, por mencionar
algunas dentro de la terapéutica no invasiva. Tampoco requiere de
procedimientos quirúrgicos para poder tratar zonas profundas como cabeza
femoral o tuberosidad isquiática. Incluso puede aplicarse aún con la presencia
de material de osteosíntesis para fijación interna o externa.
Es por esta información que resulta imposible no
intrigarse por el futuro de la magnetoterapia en México, el objetivo de este
escrito no es explicar el mecanismo de acción del magnetismo dentro del
organismo, sino despertar el interés al lector y en especial a los licenciados
en terapia física sobre esta técnica terapéutica que en comparación a otras
utilizadas dentro de la medicina de rehabilitación, es poco explotada en beneficio
de los pacientes. Es imperante dar a conocer las grandes investigaciones que
hablan de los beneficios que se obtienen con su correcta aplicación, si los
terapeutas físicos siguiéramos el ejemplo de los demás profesionales de salud y
nos interesáramos por obtener evidencias científicas sobre la magnetoterapia,
tal vez podríamos responder algunas de las siguientes preguntas:
- ¿Es válido intentar un tratamiento con magnetoterapia en
sesiones terapia física antes de intervenir quirúrgicamente a un paciente?
- ¿Podría
representar la magnetoterapia una de las primeras opciones terapéuticas en
pacientes que cursen con microangiopatías?
- ¿Se podrán disminuir los índices de
fracturas en ancianos con protocolos de magnetoterapia preventiva?
- ¿La
magnetoterapia tendrá algún impacto importante en la fármaco economía de México?
Y finalmente
- ¿Es el magnetismo un
viejo método a punto de desaparecer, o es una joven opción con mucho camino por
recorrer?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa magnetoterapia a crecido mucho en estos últimos años. Y cada vez se ha empezado a usar más. Es genial! Es una terapia que se puede usar como complemento de otras.
ResponderEliminarla magnetoterapia resulta muy útil con las fracturas de huesos. hay varios aparatos que pueden servir para ayudarte a tener una recuperación mucho más rapido.
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