Cuando sufres alguna lesión o golpe es común encontrarte con consejos o recomendaciones que nos hacen muchas personas, y lo hacen con la mejor intención de ayudar, pero no siempre estas recomendaciones son las acertadas y terminan por perjudicar en lugar de ayudar.
Un ejemplo cotidiano y que muy seguido escucho a mis pacientes preguntar es, ¿cuándo es bueno utilizar calor y cuándo es bueno utilizar frío?
Muchas personas han sufrido alguna lesión y han recibido consejos sobre la aplicación de calor, meterlo en agua caliente o ponerse fomentos calientes, pero esto al contrario de permitir mejoría, puede perjudicar y empeorar el cuadro inflamatorio.
Para poder comprender por qué sucede esto, repasaremos algunos conceptos básicos. En primer lugar debemos entender que una lesión puede tener varias causas, por ejemplo, un esguince de tobillo puede darse al pisar una piedra y forzar el tobillo a un movimiento brusco que lastime un ligamento, o en el caso de un besibolista, puede lesionar la articulación de hombro al hacer un movimiento explosivo repetitivo, es decir microtraumatismos que juntos termina por lesionar, otra lesión puede ser por contracción brusca de los isquiotibiales en un corredor de fondo, o simplemente recibir un golpe por pura mala suerte.
Cualquiera sea la causa, esta lesión pasará por una serie de eventos que son comunes, y que tienen como objetivo la protección del área lesionada, para lo cual se desencadena el llamado proceso inflamatorio, sin el cual no sería posible la reparación del tejido.
- RUbor; Se refiere al enrojecimiento o cambio de coloración de la piel
- DOlor: Existe dolor sobre la zona lesionada que incluso puede irradiarse hacia segmentos mas distales.
-TUmor: Nos habla sobre la deformidad de las estructuras comprometidas, siempre es importante comparar con el otro segmento sano.
- CAlor: Se puede palpar más caliente la piel, de igual forma se tiene que comparar con el otro segmento sano y sin compromiso de lesión.
- Y por último también se ha agregado otro factor a tomar en cuenta, la LIMITACIÓN FUNCIONAL, es decir, incapacidad para utilizar o mover la zona lesionada.
Entendido ésto, podemos entonces deducir que si uno de los signos de la inflamación es el aumento de la temperatura, no debemos de aplicar más calor, pues esto podría empeorar el cuadro. Además el enrojecimiento de la piel se debe al aumento de la circulación sanguínea, ya que los vasos sanguíneos se hacen mas grandes, y no sólo los que están directamente relacionados con el tejido lastimado, sino también los que se encuentran en su periferia. El calor funciona como un vasodilatador, es decir, que de manera directa provoca aumento de volumen en los vasos sanguíneos, generando así mas inflamación.
Por el contrario, el frío produce una rápida vasoconstricción y disminución de la circulación local, ésto se logra por una disminución de la liberación de vasodilatadores tipo histamina y prostaglandinas.
Aunado a ésto, el frío disminuye la velocidad de la conducción en nervios motores y sensitivos, experimentalmente se ha comprobado un efecto selectivo diferencial sobre la conducción de fibras nerviosas y cambios en el umbral de receptores periféricos, lo que explica su acción analgésica y la relajación muscular en las contracturas.
Aunado a ésto, el frío disminuye la velocidad de la conducción en nervios motores y sensitivos, experimentalmente se ha comprobado un efecto selectivo diferencial sobre la conducción de fibras nerviosas y cambios en el umbral de receptores periféricos, lo que explica su acción analgésica y la relajación muscular en las contracturas.
Otros beneficios son la disminución del metabolismo, disminuye la posible hemorragia, un efecto sedante que disminuye el dolor y reduce los tiempos de recuperación final.
Recomendaciones
Cuando un tejido se ha lesionado, lo mejor es aportar frío, existen diversos métodos y materiales para aplicarlo, no importa cual apliques, en éste caso los efectos que buscamos son comunes en todas las técnicas que te vamos a describir.
1. Bolsa de hielo: lo más recomendable es colocar un pedazo de tela entre la bolsa y la piel, para controlar la pérdida de temperatura y evitar quemar la piel. La puedes fijar con un vendaje o estar moviendo constantemente. Actualmente en el mercado se ofrecen bolsas de gel, que hacen la función de la bolsa con hielo, y resultan prácticas y reutilizables.
2. Masaje con hielo directo: ésta técnica resulta un poco molesta, pero paradojicamente provoca resultados de forma precoz y más prolongada. Se debe pasar el hielo sobre la zona lesionada, moviéndolo constantemente, dando pequeños lapsos de reposo.
3. Inmersión en agua: cuando la lesión es de mano o pie, lo ideal es sumergirlo en agua con hielo, la temperatura idónea es entre los 15 y 17°C.
Aunque no son los únicos métodos para la aplicación de frío, si son los más comunes y que menos complicaciones representa su aplicación.
Como norma general seguiremos los siguientes parámetros.
1. La aplicación de frío nunca deberá pasar los 15 minutos, más tiempo del indicado podría revertir los efectos deseados, esto por un mecanismo de defensa del cuerpo llamado vasodilatación paradójica refleja.
2. Lo ideal es aplicar únicamente frío durante las primeras 48 a 72 horas. En caso de no notar mejoría rápidamente, o que los signos RUDOTUCA se agudicen, será necesario acudir con un médico para su valoración.
3. No hay límite de aplicaciones al día, siempre y cuando dejemos reposar una hora como mínimo entre cada aplicación.
4. La sensación al inicio de la aplicación puede ser incomoda o molesta, pero tiende a disminuir con el paso del tiempo, en caso de presentar un dolor muy intenso es necesario verificar que no estemos bajando demasiado la temperatura con el riesgo de lastimar la piel.
5. Si se perciben alteraciones de la piel se deberá suspender su aplicación.
6. Estos consejos no sustituyen la valoración completa por parte de un profesional de la salud, ya sea fisioterapeuta o médico.